lunes, 8 de febrero de 2016

Abriendo la puerta al aprendizaje

Hoy me gustaría hablar de los llamados "defectos", esas imperfecciones que todos llevamos en nuestra personalidad y que día a día, vamos aprendiendo de ellas, conociéndonos y dándonos la oportunidad de mejorar.

Ante estas imperfecciones nuestro ego condicionado se envalentona y nos hace sentir, si lo permitimos, los seres más despiadados y horribles del planeta, ese parloteo nos hunde en la miseria y hace que nos metamos en un círculo de desvalorización, donde nos anulamos a nosotros mismos, cediendo el poder y sintiendo que no valemos, que no servimos y que no nos merecemos que nos pasen "cosas maravillosas". Nos descalifica y entramos en el juego de hacernos mucho daño en cuestión de segundos, sin apenas darnos cuenta.

Tendemos a tomarnos demasiado en serio nuestras imperfecciones, cuando podemos practicar el reírnos de nuestros propios "defectos" con conciencia. Según escribo esta frase, un piloto en mi cabeza se activa, una voz dice: "¿cómo vas a hacer eso?, ¡tú estás loca!, ¿cómo te vas a reír de los defectos?" Todo ello diciéndolo, llevándose las manos a la cabeza.

En la educación que recibí, los errores eran castigados, las equivocaciones no estaban permitidas, los defectos eran una vergüenza...


Hoy en día, ¡les doy la bienvenida! 


...Abro la puerta a los errores, los acojo con amor, pues gracias a ellos cada día puedo ser mejor persona, ya que me muestran el camino por el que no he de ir.

...Me permito equivocarme, las veces que hagan falta, hasta que integre la lección a aprender, con cariño, a mi ritmo.

...Los defectos, debilidades= Aprendizajes de vida, los aireo, los muestro, los reconozco, no hay nada de que avergonzarse...  

El resentimiento, sí ahí está...
El orgullo, todavía algo queda...
La vanidad...
El sentimiento de inferioridad, de superioridad...
La seriedad...

Todos, ahí están, ¡y qué! ¡no soy perfecta!

Acepto mis imperfecciones, cada día las voy admitiendo más, las abrazo, se manifiestan para recordarme que siga cultivando la humildad, que me siga amando, que continúe practicando el humor, que no me tome la vida tan en serio y que ande por la vida dándome la oportunidad de sonreír y relacionarme con las personas desde ese centro de paz y armonía.


Les invito hoy y cada día, a valorarse a ustedes mismos desde el corazón, por ser las personas que hoy son, no importa cuántos errores hayamos cometido, ni cuántos nos queden por cometer, somos seres humanos valiosos, únicos, originales, en continuo aprendizaje. 


Reconciliémonos con nuestra persona, nos merecemos ese respeto hacia nosotros mismos, dejemos ya de hacernos daño y sigamos adelante con valentía y amor, disfrutando de la vida.





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