martes, 16 de febrero de 2016

De los debería al Ser

Cuántas veces hemos escuchado comentarios, tanto en uno mismo, como en conversaciones con los demás, del tipo: "Debería ser más activa", "Debería de arreglarse un poquito más", "Esto debería de haber estado solucionado hace tres meses". Comentarios que nos muestran como nos alejamos de la realidad, al no aceptarnos tal y como somos, al no aceptar a los demás tal y como son o al no aceptar los hechos tal y como acontecen, con los pies en la realidad.

Observo el pasado y comprendo, que me hubiese ahorrado mucho sufrimiento, al haber aceptado las cosas tal y como venían, al haber aceptado a las personas con sus comportamientos y actitudes, y, sobre todo, si me hubiese aceptado a mi misma, con mis lecciones por aprender y mis virtudes. En este momento de mi vida, acepto que en el pasado lo hice como sabía y ahora me permito estar consciente, para ir aceptando y fluyendo con lo que va viniendo.

La aceptación, no vayamos a pensar, que nos deja pasivos. La aceptación nos pone en acción, tomando decisiones desde la realidad de los hechos.

La aceptación no es sumisión, podemos aceptar a las personas, a las situaciones, eligiendo lo que sentimos que es mejor para nosotros.



Aceptación es la gran llave maestra que nos permite vivir en el presente.

Cuando vivimos desde esos "tengo que" o "debería", hace que nos alejemos de nosotros mismos, causándonos mucho daño, esforzándonos en ser algo o alguien que no somos.

Muchos de éstos debería provienen de ideales construidos, que arrastramos desde nuestra infancia, buscando inconscientemente ser aceptados y amados, pues en la educación recibida, si no éramos de tal o cual manera, uno/a se sentía que no era válido/a, ya que sólo se premiaban los contenidos mentales y no se valoraba el ser.

Darnos la oportunidad de ser quienes somos, es tarea para valientes, por ello, si acatamos esos debería nos impedimos conocernos, descubrirnos y como ya se ha dicho, ser quienes realmente somos.

Vivir desde los juicios de nuestra mente condicionada, hace que nos pasemos la vida saltando de un personaje a otro, sin conocernos realmente. Estamos en esta vida para ser quienes somos y dejar de ser marionetas, en manos de nuestros pensamientos condicionados... Permítete sentir. Atrévete a abrir tu Corazón. Permítete Ser.

La vida se simplifica cuando aceptamos los acontecimientos tal y como son, cuando nos aceptamos y aceptamos a los demás con lo que en cada momento tienen para ofrecer, soltando las expectativas e idealismos. Dejar las críticas y los juicios a un lado, es fundamental para sentirnos más libres, más auténticos, más espontáneos.

Hagámonos conscientes de cuantos debería llevamos impresos en nuestro discurso automático, no malgastemos más tiempo y energía autocriticándonos o criticando a otros, no somos perfectos; todo lo que sucede tiene un sentido, la vida es perfecta en su imperfección. ¡Disfrútala!

lunes, 8 de febrero de 2016

Abriendo la puerta al aprendizaje

Hoy me gustaría hablar de los llamados "defectos", esas imperfecciones que todos llevamos en nuestra personalidad y que día a día, vamos aprendiendo de ellas, conociéndonos y dándonos la oportunidad de mejorar.

Ante estas imperfecciones nuestro ego condicionado se envalentona y nos hace sentir, si lo permitimos, los seres más despiadados y horribles del planeta, ese parloteo nos hunde en la miseria y hace que nos metamos en un círculo de desvalorización, donde nos anulamos a nosotros mismos, cediendo el poder y sintiendo que no valemos, que no servimos y que no nos merecemos que nos pasen "cosas maravillosas". Nos descalifica y entramos en el juego de hacernos mucho daño en cuestión de segundos, sin apenas darnos cuenta.

Tendemos a tomarnos demasiado en serio nuestras imperfecciones, cuando podemos practicar el reírnos de nuestros propios "defectos" con conciencia. Según escribo esta frase, un piloto en mi cabeza se activa, una voz dice: "¿cómo vas a hacer eso?, ¡tú estás loca!, ¿cómo te vas a reír de los defectos?" Todo ello diciéndolo, llevándose las manos a la cabeza.

En la educación que recibí, los errores eran castigados, las equivocaciones no estaban permitidas, los defectos eran una vergüenza...


Hoy en día, ¡les doy la bienvenida! 


...Abro la puerta a los errores, los acojo con amor, pues gracias a ellos cada día puedo ser mejor persona, ya que me muestran el camino por el que no he de ir.

...Me permito equivocarme, las veces que hagan falta, hasta que integre la lección a aprender, con cariño, a mi ritmo.

...Los defectos, debilidades= Aprendizajes de vida, los aireo, los muestro, los reconozco, no hay nada de que avergonzarse...  

El resentimiento, sí ahí está...
El orgullo, todavía algo queda...
La vanidad...
El sentimiento de inferioridad, de superioridad...
La seriedad...

Todos, ahí están, ¡y qué! ¡no soy perfecta!

Acepto mis imperfecciones, cada día las voy admitiendo más, las abrazo, se manifiestan para recordarme que siga cultivando la humildad, que me siga amando, que continúe practicando el humor, que no me tome la vida tan en serio y que ande por la vida dándome la oportunidad de sonreír y relacionarme con las personas desde ese centro de paz y armonía.


Les invito hoy y cada día, a valorarse a ustedes mismos desde el corazón, por ser las personas que hoy son, no importa cuántos errores hayamos cometido, ni cuántos nos queden por cometer, somos seres humanos valiosos, únicos, originales, en continuo aprendizaje. 


Reconciliémonos con nuestra persona, nos merecemos ese respeto hacia nosotros mismos, dejemos ya de hacernos daño y sigamos adelante con valentía y amor, disfrutando de la vida.