jueves, 30 de noviembre de 2017

La mirada interior


Esta semana he estado enfocada en tareas de promoción y publicidad, dar a conocer la labor que realizo, cuál es mi función, para qué sirve la labor que desempeño, en qué puedo serle útil a la sociedad.

No sólo una tarea informativa, sino, además, que la esencia del proyecto llegue, que se capte la idea, la visión.

La educación social reglada como tal, es una profesión joven, en comparación a otras profesiones ya asentadas en nuestra sociedad. Me he especializado en el ámbito de la educación emocional y mental. Mi labor es ser agente de cambio social, acompañar a las personas a descubrirse a sí mismas, comprenderse, conocerse, para que desde lo personal, se pueda alcanzar un desarrollo social.

Algunas veces, me encuentro que no es comprendido el servicio que ofrezco. Y es normal que no se comprenda, es "nuevo". Para bastantes personas, las emociones siguen siendo desconocidas, para otras son un concepto, no una vivencia y para otras, las viven con naturalidad, sintiendo y liberando.

Las personas que conformamos esta sociedad, hemos sido educadas y vivido, desde una mirada hacia afuera, y no lo digo como crítica, ni como queja, simplemente lo digo, como foto de la realidad social.

Cada vez más personas, van despertando a la importancia de cambiar la mirada, pues es un cambio de paradigma el que estamos viviendo, dejar de mirar fuera, para llevar la mirada al interior.

De forma inconsciente, nos hemos perdido en la vida de los demás, en lo que hace éste, en lo que hace el otro, en cómo lo hace, en cómo no lo hace, en lo que dijo, en lo que no dijo.

Nos volcamos en querer ayudar al otro, en ver lo difícil que es su situación o en la alegría que nos da, que le vaya bien. Aspectos muy positivos y valiosos, que dejan ver nuestra solidaridad y nuestra empatía, pero que pierden fuerza, al no ir acompañados de la propia conexión interior.

No se puede ayudar a otro o acompañar a otro, si somos unos desconocidos para nosotros, si dejamos de lado nuestro vida para volcarnos en la de los demás, queriendo que avancen, buscándoles soluciones, resolviéndoles la vida. De esa forma, se sufre mucho desgaste, buscando que otro cambie o vea, pues los cambios son personales, es decisión personal.

Para poder "ayudar", acompañar a los demás, es necesario hacernos conscientes primero, o a la par, de nuestra realidad, hacer por nosotros, responsabilizarnos de nuestros asuntos, soltar los asuntos de los demás, pues cada uno tiene su propio poder. 

La honestidad y la sinceridad con uno mismo, es fundamental. Dejar de invertir tanto en la vida del otro, para invertir ese de más, en la propia. Merecemos mirar por nosotros. 

Este es un proyecto para educar esa mirada interior y ser quien realmente somos, ese ser que brilla con luz propia, y que, tal vez, en algún punto del camino, esa luz se ocultó, se apagó, desapareció, se fue.

Por suerte, esa luz sigue estando ahí, donde siempre, lo único, que recubierta por experiencias dolorosas, vividas y reprimidas, desangaños que nos llevan al bloqueo o a cerrarnos, sin darnos cuenta.

Todos tenemos una historia, experiencias que nos han marcado y nos están impidiendo vivir la vida que queremos, posponiendo nuestros sueños, nuestros anhelos más profundos, que sabemos que están ahí esperándonos.

Mi labor consiste en acompañar a las personas a recuperar su capacidad natural de sentirAcompañar a sacar el potencial escondido, dando sostén y apoyo, atravesando lo que se presente, liberando lo que sea necesario. Acompañar a descubrir esos patrones mentales que limitan, que nos hacen sentir incapaces, aunque lo tapemos, que nos hacen sentir culpables, que nos llevan a anestesiarnos con lo que sea, para poder tener un respiro, nada de lo que nos dice nuestra cabeza, esa voz que habla y no para, es real.

Existe la forma de ir parando ese parloteo mental, o por lo pronto, que no condicione la vida. Aprendiendo a convivir con ello de forma natural y sana, con conciencia, hasta que va perdiendo poder. La vida mejora muchísimo, surgiendo el disfrute auténtico y viviendo más relajados.
El viaje lo hace cada uno, lo transita cada cual, yo sólo acompaño desde la Presencia y el Amor

¿Comenzamos?

lunes, 20 de noviembre de 2017

Celebremos juntos el Día Internacional de la Infancia

Hoy celebramos a nivel mundial, el Día Universal de la Infancia y el aniversario de la Convención sobre los Derechos de los Niños y Niñas.

¿Qué sentido tiene esta celebración? 

Recordar a instituciones, colectivos, entidades, empresas, profesionales, padres, madres, a las personas adultas en general, sobre las necesidades de los más pequeños, que todos tienen derecho a la protección, la salud, la educación, alimentación, vivienda, amor, en definitiva, velar por su bienestar global.

Este día nos recuerda, que no educamos por nuestros discursos, pues el ser humano, no es solo intelectualidad, los seres humanos somos multidimensionales (físico, emocional, mental, esencia), el aprendizaje se adquiere a través de la experiencia, la práctica, la emoción, la creatividad, por lo tanto, educamos por nuestras acciones, por los hechos, por lo que sentimos, por lo que emanamos, por nuestra vibración.


Los niños y las niñas nos perciben, nos sienten, nos ven realmente, aunque nosotros los adultos, aquí en occidente, nos pongamos nuestro mejor “traje”, “disfraz” o “careta”.

Podemos ser cada día, un poquito más coherentes con nosotros mismos, que nuestras palabras vayan en concordancia con nuestros actos y mostrarnos tal cual, con autenticidad. De esa manera, les enseñamos a los niños y niñas con los que nos relacionamos, que pueden ser ellos mismos, que no necesitan esconderse, que son maravillosos tal y como son, que no necesitan ocultarse. 

Por ello, se hace necesaria una educación basada en el conocimiento de nosotros mismos, para irnos haciendo conscientes de esos patrones que repetimos que no nos agradan, nada; de esas creencias de un paradigma autoritario y patriarcal ya caduco; de esas carencias afectivas que albergamos en nuestro interior, que provienen de la más tierna infancia, para ir "sin pausa, pero sin prisa", recuperando la coherencia en nuestro vivir diario, sintiéndonos más plenos, acompañando el camino de esos niños y niñas que tenemos en nuestro entorno, atendiendo sus necesidades reales.

Pasito a pasito, cada uno a nuestro ritmo, vamos sembrando ese otro mundo posible que muchos soñamos, creando la sociedad que realmente queremos y merecemos. El cambio real, comienza en el interior de cada uno, para luego, poder verlo fuera.


Desde tú corazón, abraza a esa niña, a ese niño que un día fuiste, y sigue presente en tu interior. Celebremos juntos, cada día, el Día Internacional de la Infancia, dando lo mejor de nosotros a los niños y niñas que están en nuestra vida, reconociendo nuestros sentimientos para poder reconocer los de ellos, soltando la tendencia al perfeccionismo, respetando y acompañando con Amor su camino.

¿Cómo lo vives tú? Déjame un comentario, encantada de escucharte...