Hoy
celebramos a nivel mundial, el Día Universal de la Infancia y el
aniversario de la Convención sobre los Derechos de los Niños y
Niñas.
¿Qué sentido tiene esta celebración?
Recordar a
instituciones, colectivos, entidades, empresas, profesionales,
padres, madres, a las personas adultas en general, sobre las
necesidades de los más pequeños, que todos tienen derecho a la
protección, la salud, la educación, alimentación, vivienda, amor, en definitiva, velar por su bienestar global.
Este
día nos recuerda, que no educamos por nuestros discursos, pues el
ser humano, no es solo intelectualidad, los seres humanos somos
multidimensionales (físico, emocional, mental, esencia), el
aprendizaje se adquiere a través de la experiencia, la práctica, la emoción, la
creatividad, por lo tanto, educamos por nuestras
acciones, por los hechos, por lo que sentimos, por lo que emanamos,
por nuestra vibración.
Los
niños y las niñas nos perciben, nos sienten, nos ven realmente,
aunque nosotros los adultos, aquí en occidente, nos pongamos nuestro mejor “traje”,
“disfraz” o “careta”.
Podemos
ser cada día, un poquito más coherentes con nosotros mismos, que
nuestras palabras vayan en concordancia con nuestros actos y
mostrarnos tal cual, con autenticidad. De
esa manera, les enseñamos a los niños y niñas con los que nos
relacionamos, que pueden ser ellos mismos, que no necesitan esconderse, que son maravillosos tal y como son, que no necesitan
ocultarse.
Por ello, se hace necesaria una educación basada en el
conocimiento de nosotros mismos, para irnos haciendo conscientes de
esos patrones que repetimos que no nos agradan, nada; de esas
creencias de un paradigma autoritario y patriarcal ya caduco; de esas
carencias afectivas que albergamos en nuestro interior, que provienen
de la más tierna infancia, para ir "sin pausa, pero sin prisa", recuperando la coherencia en
nuestro vivir diario, sintiéndonos más plenos, acompañando el camino de
esos niños y niñas que tenemos en nuestro entorno, atendiendo sus necesidades reales.
Pasito a pasito, cada uno a nuestro ritmo, vamos sembrando ese
otro mundo posible que muchos soñamos, creando la sociedad que
realmente queremos y merecemos. El cambio real, comienza en el
interior de cada uno, para luego, poder verlo fuera.
Desde
tú corazón, abraza a esa niña, a ese niño que un día fuiste, y
sigue presente en tu interior. Celebremos juntos, cada día, el Día
Internacional de la Infancia, dando lo mejor de nosotros a
los niños y niñas que están en nuestra vida, reconociendo nuestros sentimientos para poder reconocer los de ellos, soltando la tendencia al perfeccionismo, respetando y
acompañando con Amor su camino.
¿Cómo lo vives tú? Déjame un comentario, encantada de escucharte...
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