martes, 23 de diciembre de 2025

Autocuidado como elemento clave de Responsabilidad social

Cada vez, valoro más, la capacidad de Acompañarme, sin delegar en otras personas, la responsabilidad de cubrir mis necesidades o de sostener procesos que me corresponde.

Depositar estas expectativas en los demás, no solo genera una carga imposible de asumir, sino que, además, no favorece el crecimiento personal, ni colectivo.

El autocuidado, el autodescubrimiento y la autoresponsabilidad implican dejar de buscar afecto o la presencia del otro, desde la carencia, para situarse en un lugar de mayor autonomía emocional.

Cuidarse, respetarse y estar disponible para uno mismo, permite establecer vínculos más libres y saludables, donde el encuentro con el otro se produce desde la elección.

Esta teoría la manejamos mentalmente, ahora, nos toca llevar a la práctica.

Como plantea Eckhart Tolle: "las relaciones no están para hacernos felices, sino para hacernos conscientes".

La mente condicionada, como no, se hace presente, interpreta, juzga, critica, se burla, etiquetando el autocuidado como egoísmo o individualismo.

Desde una mirada educativa consciente, se hace necesario, reconocer estos automatismos mentales, observarlos, sin identificarnos con ellos.

El bienestar personal no se opone al bienestar colectivo. Cuanto mayor es la comprensión y el cuidado hacia uno, mayor es la capacidad de empatía, respeto y amabilidad hacia los demás.

En este sentido, el autocuidado deja de entenderse como una práctica individualista y se configura como un elemento clave de la responsabilidad social.

Las acciones individuales tienen un impacto directo en el entorno. El cuidado físico, emocional y mental, puede convertirse en un modelo inspirador para otras personas, favoreciendo procesos de concienciación y promoción del bienestar.

Como seres sociales interconectados, los cambios personales influyen en los contextos relacionales inmediatos y pueden extenderse, progresivamente, al tejido comunitario.

Atender las propias necesidades, permite vincularse desde un lugar más sano. Invertir en uno mismo, amplía la capacidad creativa y la disponibilidad para contribuir a proyectos colectivos, de voluntariado o a la sociedad en general.

Por todo ello, el autocuidado no es un acto egoísta, sino una práctica Esencial, para contribuir de manera consciente y positiva, al bienestar social y comunitario.